30 noviembre 2008

Al calor del hogar

El frío preinvernal, a medida que avanza el otoño, va ocultando el rastro del mundo de los insectos tan prolífico en primavera y verano. La escarcha, cuando no la nieve, cubre con su manto un mundo en hibernación: huevos, ninfas e imagos quiescentes esperan una nueva primavera.



Mientras, al calor del hogar, la vida transcurre como si tal cosa en nuestro pequeño laboratorio. La Mantis religiosa, la que puso su ooteca, hubiera perecido ya en condiciones normales víctima del frío y la escasez de alimento; pero al abrigo de los fríos y con alimento suficiente, ha puesto una 2ª y una 3ª ooteca con 17 días de diferencia entre la primera y la segunda. Lo que indica que la hembra posee una espermateca donde almacena el esperma del macho y se producen las sucesivas fertilizaciones.



1ª ooteca



2ª ooteca al lado de la 1ª, 17 días después



3ª ooteca, al lado de las anteriores, un día después de la puesta de la 2ª

Por otra parte, siguen naciendo más insectos hoja (Phyllium siccifolium) y el primero, el de la entrada anterior, tiene ya diez días y ha cambiado su aspecto de forma importante, ya va pareciéndose a una diminuta hojita.

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20 noviembre 2008

Mi primer insecto hoja

Hace unos meses conseguí unos huevos de Phyllium siccifolium (Linnaeus, 1758), una especie de Insecto Hoja (Orden Phasmatodea), pero distinta al Phyllium giganteum sobre el que hemos publicado una entrada anterior.



No las teníamos todas consigo, debido a las condiciones de humedad y temperatura necesarias para su eclosión así como el tiempo que suele tardar en desarrollarse hasta el nacimiento de la ninfa de 1º estadío, unos cinco meses.



Sin embargo, hoy, una diminuta sorpresa nos esperaba a la hora del desayuno: una pequeña ninfa de Phyllium siccifolium, extraordinariamente activa, parecía llamarnos su atención para que reparáramos en ella.



De hecho, la sesión fotográfica ha sido verdaderamente complicada.



Sobre los progresos de este ejemplar, así como de los (ahora sí) esperados nuevos nacimientos, os iremos dando oportuna información.

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11 noviembre 2008

El escarabajo "guisante"

La primera vez que mi hija pequeña fue al Zoo con el Colegio no tenía aún los cuatro años y quedó muy impresionada. Esa misma tarde le preguntamos qué animal era el que más le había gustado. Nos contestó:
-El guisante.
Su madre y yo nos miramos perplejos. Para tratar de identificar al animal que mi hija le había apodado guisante, le pedimos que nos lo describiera. Solo fue capaz de decirnos que era azul. Al respecto debo decir que mi hija tardó mucho tiempo en discriminar correctamente los colores. El caso es que fuimos incapaces de adivinar qué animal era un guisante. Pasó mucho tiempo antes de que pudiéramos averiguarlo. Un día, mi hija estaba viendo un documental que ponían en la tele sobre animales. De pronto, nos llamó a voz en grito:
-¡Mira, guisantes!
Una manada de bisontes surcaba el televisor.

No he podido resistir la tentación de titular este post el escarabajo "guisante" cuando el otro día encontré un ejemplar de escarabajo bisonte. Hasta le he buscado denominación binomial: Bubas pisulum, la cual, obviamente, no es válida.



El escarabajo bisonte es como se denomina a dos especies diferentes habituales en nuestro medio: Bubas bison (Linnaeus, 1767) y Bubas bubalus (Olivier, 1812), coleópteros de la familia Scarabaeidae. Se diferencian, fundamentalmente, en ese saliente del pronoto, dividido en dos, como si fueran dos jorobas (B. bubalus) o una sola bien desarrollada (B. bison). El ejemplar de la foto es un Bubas bison.



Al igual que otros Scarabaeidae, de hábitos coprófagos, este ejemplar venía con pack incluido de ácaros parásitos. De hecho, a Geotrupes stercorarius, el típico escarabajo pelotero se le suele denominar, vulgarmente, conserje piojoso.



Este ejemplar de ácaro, imposible de identificar para mí, de menos de 1 mílimetro, formaba parte del pack que acompañaba a nuestro escarbajo "guisante".

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05 noviembre 2008

El jamón de York y la mantis

Las Mantis religiosa se caracterizan por su extraordinaria voracidad. Estos depredadores nada selectivos se comen cualquier presa que ronde por sus proximidades. Las hemos visto devorar saltamontes, moscas, polillas y grillos como si nada. Eso sí, la presa debe estar viva y ser cazada por ellas mismas.



Este infortunado grillo, ya descabezado, no sobrevivió para contarlo.

Hace unos días, buscando información sobre los cuidados de las ootecas de las mantis, a propósito de una reciente puesta, leí en el foro de mantophasma.com que un usuario había conseguido que una mantis comiera de un trozo de filete que se le había ofrecido: se trataba de una Sphodromantis viridis y la foto podéis verla aquí (su autor: Carlos Soto). Como resulta difícil de creer, en principio, he procedido a ofrecer a una Mantis religiosa un trozo de jamón de York. Aunque en un principio no se suelen mostrar interesadas, si se les aproxima la carne a las mandíbulas, procederán a devorar el jamón como si se tratara de un acto reflejo.







Pido disculpas por la no muy buena calidad de las fotos, pero os aseguro que es realmente complicado estar con una mano ofreciéndole el jamón de York a la mantis y manejar la cámara fotográfica con la otra.

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